
Tío feo-raro, supuestamente chino, que habla menos que un bocata de chóped y que anda descalzo hasta por la gravilla; aunque suene raro, esta podría ser una sucinta definición de la imagen que nos a salta a toda una generación televisiva cuando oímos las palabras Kung Fu. Bueno, eso y Bruce Lee metiendo collejas a diestro y siniestro, las pelis que presentaba Coral Bistuer en Cinturón Negro, las de Jackie Chan (donde se rompe partes del cuerpo que ni sabías que existían) y posiblemente un amplio etcétera.
Quizás sea exagerar un poco, pero admito (y dudo que muchos no lo hicieran conmigo) que de crío esto de los chinos voladores tenía un halo de misterio, exotismo y poooower que te jiñabas por la pata a bajo. Vamos, que si un chino viejo, calvo y barbas me dijera entonces "nene, vente que te voy a llevar a un templo Shaolin donde te vamos a enseñar a tumbar paredes con los güibos" mi única pregunta hubiera sido "¿puedo llevarme la nintendo?". Claro está, dicho viejo nunca apareció (maldito...). Pero retomemos el tema del blog: los juegos de rol (en general) y los minoritarios (en particular).
Dentro del conjunto de juegos que podríamos denominar cinemáticos, al estar sus premisas basadas en la espectacularidad de las acciones que los jugadores pueden realizar (cual peli de chinos) a mi mente vienen nombres como Feng Shui, Enter the zombie (vale, es un suplemento del AFMBE pero la idea es la misma), Qin o el juego del que voy a hablar: Hong Kong Action Theatre!. Extrañamente no recuerdo donde lo compré o quien me lo consiguió (lo que, creedme, es raro en mi sobretodo con un juego al que quiero) pero lo que sí recuerdo fue mi primer pensamiento; algo así como ¡¡¡WOOOW!!. Puede que el libro en sí no parezca gran cosa (encuadernación rústica, un encolado criminal, portada en color, interior en blanco y negro, a dos columnas, dos tipos de letra (sin contar la negrita y la cursiva) y unas fotos que parecen sacadas de un fanzine cutre) pero si logras superar el esnobismo imperante en la actualidad, donde todo es a color y con una maquetación que se caga la perra, descubrirás un juego simple de concepto, sencillo de reglas, fácil y divertido de leer y que destila amor, porque si algo se nota al leerlo es que los antiguos miembros de Event Horizon creían y querían lo que hacían; no, no exagero, se nota cuando un juego ha tenido detrás un equipo que se ha partido los cuernos en su desarrollo. Y lo mismo pasa con los suplementos. ¿0 a caso dudas de que en esto del rol haya mercenarios del teclado? (y si no, te puedo citar uno o dos suplementos de la antigua TSR que lo mejor que se puede decir de ellos es que el papel utilizado es suave, es decir, sólo merecedor de usos higiénicos - personales)
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¿os pica la curiosidad? ¿sí? bien, bien. En breve más.
Quizás sea exagerar un poco, pero admito (y dudo que muchos no lo hicieran conmigo) que de crío esto de los chinos voladores tenía un halo de misterio, exotismo y poooower que te jiñabas por la pata a bajo. Vamos, que si un chino viejo, calvo y barbas me dijera entonces "nene, vente que te voy a llevar a un templo Shaolin donde te vamos a enseñar a tumbar paredes con los güibos" mi única pregunta hubiera sido "¿puedo llevarme la nintendo?". Claro está, dicho viejo nunca apareció (maldito...). Pero retomemos el tema del blog: los juegos de rol (en general) y los minoritarios (en particular).
Dentro del conjunto de juegos que podríamos denominar cinemáticos, al estar sus premisas basadas en la espectacularidad de las acciones que los jugadores pueden realizar (cual peli de chinos) a mi mente vienen nombres como Feng Shui, Enter the zombie (vale, es un suplemento del AFMBE pero la idea es la misma), Qin o el juego del que voy a hablar: Hong Kong Action Theatre!. Extrañamente no recuerdo donde lo compré o quien me lo consiguió (lo que, creedme, es raro en mi sobretodo con un juego al que quiero) pero lo que sí recuerdo fue mi primer pensamiento; algo así como ¡¡¡WOOOW!!. Puede que el libro en sí no parezca gran cosa (encuadernación rústica, un encolado criminal, portada en color, interior en blanco y negro, a dos columnas, dos tipos de letra (sin contar la negrita y la cursiva) y unas fotos que parecen sacadas de un fanzine cutre) pero si logras superar el esnobismo imperante en la actualidad, donde todo es a color y con una maquetación que se caga la perra, descubrirás un juego simple de concepto, sencillo de reglas, fácil y divertido de leer y que destila amor, porque si algo se nota al leerlo es que los antiguos miembros de Event Horizon creían y querían lo que hacían; no, no exagero, se nota cuando un juego ha tenido detrás un equipo que se ha partido los cuernos en su desarrollo. Y lo mismo pasa con los suplementos. ¿0 a caso dudas de que en esto del rol haya mercenarios del teclado? (y si no, te puedo citar uno o dos suplementos de la antigua TSR que lo mejor que se puede decir de ellos es que el papel utilizado es suave, es decir, sólo merecedor de usos higiénicos - personales)
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¿os pica la curiosidad? ¿sí? bien, bien. En breve más.
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