Es curioso como las preguntas más sencillas suelen ser las que más te hacen sudar; por ejemplo, durante la pasada navidad un amigo y colaborador de este blog me preguntó que qué tal iba mi colección de rol; una pregunta de lo más normal si no fuera porque me la hizo en un momento y lugar un poco inoportunos, de esos que giras la mirada y das la callada por respuesta; mejor que contextualice... veamos... Barcelona, 2010. Una joven pareja está acaband o de colocar muebles y enseres varios en su nuevo piso, tras una larga y pesada mudanza. Ella está de pie enfrente de un mueble estantería y justo detrás de él, que se encuentra convenientemente acuclillado acabando de colocar unos libros. Tras unos segundos de meditación, decide atacar al incauto rolero. - Emmm una preguntita... - *ay Dios* dime - ¿No crees que tienes demasiados juegos de rol? -... pueeees nooo, no creo ¿lo dices por algo en concreto? (...) Cierto, la ocasión requería algo más elaborado, quizás incisivo y audaz pero result...